Cómo cuidar la relación de pareja cuando estás con cáncer


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Las dificultades oncológicas suelen ser muy difíciles para las familias, pero sobre todo para la relación de pareja, ya que se tiende a destinar poco tiempo al “nosotros” y se le comienza a dar más importancia al “estar enfermo”. A esto se agrega que mucho de “nuestro tiempo” pasa a querer ser compartido por “tiempo de familiares y amigos”, lo que va afectando a la pareja y se van guardando emociones de forma silencionota-marzo-2016sa. Si bien es una situación que no se vuelve definitiva y se va acomodando a medida que transcurren los tratamientos, es importante tener presente ciertas recomendaciones para enfrentar de mejor manera la enfermedad, explica la psico-oncóloga Constanza Zúñiga.

Es un hecho, confirma, que “cuando nos encontramos en etapa de diagnóstico o en etapa de tratamiento oncológico, una de las relaciones que más se afecta es la de pareja, ya que la dinámica relacional que sosteníamos hasta ese momento cambia por completo”. Muchas veces los pacientes son personas que, de la noche a la mañana, pasaron de ser el integrante de la pareja más autovalente, independiente, activo y decidido a una persona dependiente, menos activa y, en la mayoría de los casos, sobre protegida por su pareja, lo que genera una cierta inestabilidad y confusión en la relación.

Si a la inestabilidad emocional se le agrega la inclusión del contexto hospitalario, la intimidad de la pareja cambia no solo de contexto sino que también de prioridad, pues el doctor o la enfermera parecieran compartir más intimidad con el paciente que su propia pareja. “Se debe tener en cuenta que estos cambios responden a períodos y no representan ni el deseo del equipo tratante ni sus objetivos, razón por la cual el sentirse desplazado o sobre protegido debería ir cambiando o disminuyendo a medida que se avanza en los tratamientos. La relación con la necesidad de deseo y de contención afectiva cambian y es muy importante tenerlas en consideración”, sostiene Constanza Zúñiga.
Por lo mismo, recomienda visualizar que la enfermedad “nos afecta” y que el dejarse acompañar, tanto por familiares que contienen nuestras preocupaciones e inquietudes o por apoyo psicológico en caso que sea necesario, puede ser una excelente herramienta para reacomodarse a la nueva etapa.

“Compartir el desafío de sobrellevar una dificultad oncológica con un estilo comunicativo abierto, reflexivo y dispuesto es la mejor herramienta, ya que el impulso más habitual de “no decirle nada para no preocuparlo” es trabajar en nuestra propia sentencia del fracaso de la comunicación. Compartir preguntas con el equipo tratante sobre el cómo acompañar, cómo manejar la intimidad o el ánimo de ambos participantes significa trabajar por un “sano y duradero nosotros”, que servirá para sobrellevar de mejor manera la etapa de tratamientos”, concluye la psico-oncóloga.

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